CUENTO ATRÁS - ANTOLOGÍA AULA DE ESCRITORES
jueves, 12 de febrero de 2015
martes, 20 de julio de 2010
Presentación de CUENTO ATRÁS en El Corte Inglés
Gabriela
Gabriela, una de las autoras que publica en Cuento Atrás, nos envía su biografía, contada en primera persona.
Nombre: Gabriela Polanco
Natural de: Venezuela (aunque residente en Barcelona)
Edad: Una mujer no tiene edad.
Relato en Cuento Atrás: La cita de los jueves
Blog: http://puntodeg.blogspot.com
Nací en Venezuela. En Maracaibo para más señas, arropada por una trinidad formada por mi familia, el lago más grande de Sudamérica y los termómetros más letales del país, que rondan los 35º grados todo el año.
En esa ciudad de verano sin fin escribí mi primer cuento y le cogí el gusto a las palabras, vicio que eventualmente me llevó a estudiar Periodismo y a trabajar en un par de periódicos de la región, redactando noticias y ahorrando dinero para poder dedicarme a otra de mis perdiciones: viajar.
Durante una de estas aventuras por el mundo me tropecé con otra ciudad que me enamoró por sorpresa, con un beso de mar y ramblas del que nunca me recuperé. Le prometí volver y cumplí. Un año después me mudé a ella y le juré amor eterno….Y ocho años más tarde aquí sigo, fiel a aquella promesa. En Barcelona me ha tocado volver a nacer varias veces (y las que me quedan…). Estudié un par de masters, me casé, he encontrado amigos que ahora son mi otra familia y he trabajado en varias agencias de comunicación y publicidad.
Una de las alegrías más recientes que he tenido es formar parte de ‘Cuento Atrás’, donde publico un relato llamado ‘La Cita de los Jueves’.
Tengo un blog en donde podéis leer algunas de mis historias. Se llama ‘Punto de G’ y no, no va de sexo. He hecho una pequeña coña entre el tan discutido punto descubierto por Gräfenberg y la inicial de mi nombre, que también es la letra con la que suelo firmar mis cartas y mails, e incluso es el nombre por el que me llama mucha gente.
Le he agregado el ‘de’ en el medio para evitar visitas equívocas que buscan información sobre orgasmos femeninos, pero supongo que con el tiempo más de un despistado aterrizará por allí y pillará un cabreo enorme, al no encontrar un mapa de la anatomía femenina en general sino el atlas personal de una mujer concreta, hecho de cuentos, pensamientos -ladrillazos, en muchos casos- y otras florituras más, todas de mi cosecha.
Zero Kelvin
Nombre: Zero Kelvin (pseudónimo que esconde a Andrés Aznar)
Natural de: Barcelona
Edad: 39
Relatos en Cuento Atrás: “La amnesia y el dolor” y “La sonrisa del cinturón de Orión”
Blog: http://www.sonoftechnology.net
Twitter: @Zero_Kelvin
Facebook: Andrew Aznar
Zero Kelvin es el nombre que esconde en su interior a Andrés Aznar, nacido el dos de Mayo de 1970 en Barcelona y actualmente residente en Rubí.
De formación técnica, Andrés es Ingeniero Industrial por la UPC (ETS. d’Enginyeria Industrial de Barcelona) y máster en simulación por la misma universidad. En la actualidad trabaja como Jefe de Proyectos de Desarrollo de Sistemas, y lo hace para la corporación municipal de Barcelona.
Paralelamente a su labor profesional, Zero Kelvin tiene escritos más de cien relatos cortos, tarea que inició en 1990 y que se ha desarrollado durante todos estos años. Ninguno de ellos se ha publicado hasta la fecha, siendo “La amnesia y el dolor” (datado en 1990 y corregido y rehecho para esta antología) y “La sonrisa del cinturón de Orión” (realizado en Abril de 2009) sus dos aportaciones al proyecto “Cuento Atrás”.
La gran mayoría de sus relatos se recogen en su blog personal Zero Kelvin, que también cuenta con las aportaciones en dos campos en los que experimenta y participa: la música y la fotografía (tanto terrestre como subacuática). Es quizás esta última, la experimentación de la fotografía subacuática, la que definiría un poco también su escritura: siempre buscando la estructura profunda, apelando más a los pensamientos y las sensaciones que a las palabras y los hechos.
Zero Kelvin es, además, el miembro tecnológico del Comité de la Antología y arquitecto de las plataformas de difusión por internet: este blog, la página de facebook y el perfil de twitter de Cuento Atrás.
Sopa de letras
Engracia Navarro
Engracia, autora de “4.000.000″ y “El Penalti”, relatos recogidos en la antología “Cuento Atrás” nos cuenta también un trozo de su vida en esta biografía que publicamos.
Nombre: Engracia Navarro
Natural de: Barcelona
Edad: 37
Relatos en cuento atrás: “4.000.000″ y “El Penalti”
Blog: si, casi 4 años ya, pero es secreto
Nací en Barcelona en los últimos años de una dictadura gris. Fui a un colegio parroquial de pueblo en el que las niñas hacíamos “labor” mientras los niños jugaban a ajedrez y otros juegos de grupo. Conseguí acabar la EGB sin haber aprendido a coser pero afortunadamente había aprendido a leer muy pronto. De hecho me enseñaron a utilizar el wc sentándome en el orinal con un cuento de aquellos troquelados en las manos. Pedagogía de los 70.
De los cuentos troquelados pasé a los de Enid Blyton y de ahí a las interminables colecciones de Los Cinco, Los Hollister, Els Grumets de la Galera, Torres de Malory…, tomados de la Biblioteca, y El Exorcista y las Edades de Lulú robados a hurtadillas de la estantería de casa.…Para entonces ya era una lectora compulsiva capaz de tirarme toda la noche leyendo a escondidas y de vez en cuando me atrevía a empezar alguna historia yo misma. Crecí (poco) y me interesaron los goethes, los malditos y los sidhartas y como no, por encima de todo mis diarios de adolescente.
Leer, la literatura, era lo que más me gustaba y sin embargo estudié Empresariales y empecé a trabajar en grandes empresas, creo que tantos números, porcentajes, timmings y otros elementos alienadores fueron los que definitivamente me empujaron a escribir pequeñas historias y a empezar novelas (aunque hasta ahora ninguna ha ido más allá del primer capítulo).
Consciente de la falta de técnica, y de constancia, me decidí a matricularme en el Aula de Escritores donde he pasado muy buenos ratos, he aprendido y me he encontrado con gente muy interesante. “Cuento Atrás” es el resultado de unos cuantos ratos tardes de trabajo con ganas y, sobretodo, con mucha ilusión.
Y como las biografías de los vivos tienen el defecto de quedar siempre a medias, esta CONTINUARÁ en otro lugar y en otro momento.
Conrad Sánchez
Nombre: Conrado Sánchez Ródenas
Natural de Barcelona –España-
Edad: Cuarenta y pocos
Relatos en Cuento Atrás: “El abuelo” y “Show must go on”
Mail:con.san@hotmail.com
Apasionado por la lectura y la escritura; “lorquiano” según la definición que hacen de mi estilo de escritura, el reducido círculo de críticos a los que en los últimos años he entregado mis manuscritos, y en clara referencia al tono pasional que éstos desprenden.
Desde hace unos tres años, y básicamente “por culpa” de esos críticos, he seguido escribiendo e intentando aprender con profundidad “la carpintería de la escritura” que llaman algunos escritores, estilo, técnica…de tal suerte que un buen día fui a dar con mis huesos en “Aula de Escritores”. Con ellos he pasado los últimos meses, y ahora tengo la suerte de publicar mis relatos en “Cuento atrás”.
Si alguien quisiera leer alguna de mis historias, en el apartado de “Relatos” de la página web de “Aula de Escritores” existe una selección de los que he escrito últimamente.
Mónica Alonso
Nombre: Mónica Alonso
Natural de: Barcelona (aunque residente en Terrassa)
Edad: 31
Relato en Cuento Atrás: “Una última canción”
Me llamo Mónica Alonso , nací en Barcelona pero hace algo más de un año que vivo en Terrassa.
De mis 31 años llevo algo más de 15 años escribiendo : cosas para mí, relatos para mis amigos, minicuentos ilegibles en algunos casos y alguna pequeña cosa potable de tanto en tanto. Como autora prefiero el relato corto o el microrelato pero como lectora mi mundo se expande hacia la novela, el teatro y alguna poesía. Profesionalmente me dedico al mundo de la educación, vocación de hace mucho y que me llena cada día.
“Una última canción” es el relato escogido para formar parte de la antología Cuento Atrás.
Nos vemos en los bares.
Raquel Fernández Amandi
Raquel nos cuenta hoy su biografía como autora en Cuento Atrás.
Nombre: Raquel Fernández Amandi
Natural de: Oviedo (aunque residente en Barcelona)
Edad: 33
Relatos en Cuento Atrás: “Sólo venía para avisar” y “Cenicientas intenciones”
He pasado los primeros 32 años de mi vida a saltitos entre Asturias, Salamanca y Barcelona, con alguna parada vital -de esas inolvidables- en Francia y Luxemburgo.
Traductora de formación y escritora de vocación, mi experiencia literaria se limita -por ahora ;D- a triunfar en los concursos del colegio, a colaborar en la traducción de la obra Confessions d’un traître. Essai sur la Traduction y a traducir incontables -y aburridísimos- textos y manuales sobre baterías de cok y otras maravillas de la ingeniería de nuestros días.
Desde mi llegada a Barcelona, hace ya siete años, vivo rodeada de textos jurídicos y de los abogados que los producen. Pero, paralelamente, sigo montándome historias, peleándome con ejes, giros y vigas estructurales, dándome de leches contra arquetipos, tonos, registros y, hasta el momento, yo diría que… ganan ellos
Soy miembro del Comité editor de la Antología, en la que se publican dos de mis relatos: “Sólo venía para avisar” y “Cenicientas intenciones”.
Vanessa Sánchez
Vanessa Sánchez, autora del divertido diálogo “Llamada a tres”, incluido en la antología Cuento Atrás, nos presenta su biografía
Nombre: Vanessa Sánchez
Natural de: Tárrega (aunque residente en Barcelona)
Edad: 29
Relato en Cuento Atrás: “Llamada a tres”
Nombre: Vanessa Sánchez
Edad: 29 años. Muy crítico eso de rozar la trentena.
Profesión: Qué más da si realmente no te hace feliz del todo pero te paga las facturas.
Peso y medidas: emmm…. mejor lo dejamos.
No sé si son necesarios todos estos datos para una biografía. No tengo ni idea que decir ni por dónde empezar. Y no mucho, en realidad.
Nací en Tàrrega (Lleida) en el año del baby boom.
Mientras yo pasaba, y mis padres sufrían, la edad del pavo plasmaba todo el pesar de ese mundo adolescente en hojas de papel que casi siempre acababan en la papelera más cercana. Descubrí que ante una hoja en blanco era donde me sentía más segura.
Tengo una imaginación enfermiza que, en ocasiones, me sirve para trasladarme a otros mundos y no me permite mantener los pies en el suelo como manda esta cruda realidad. ¡Y menos mal!
Llegué a Barcelona con la edad de 18 años, y pasadas las primeras anécdotas (mi primera vez en el metro di los buenos días al vagón entero) aquí sigo sin saber cómo y a veces sin saber porqué.
Bien. Con el paso de los años he decidido gastar mi adorado tiempo en cosas que realmente me gustan y una de esas mañanas que te levantas con ganas de cambiar el mundo me apunté al curso de escritura creativa de Aula de Escritores.
Poco a poco la autoestima y la técnica van en aumento.
“Llamada a tres” es el relato que van a publicarme en la Antología “Cuento a tras”. No sé si realmente es bueno pero sí que provocó alguna que otra carcajada. Con eso y con que no sepan que está basado en hechos reales…soy feliz.
Débora Castillo
Débora Castillo, autora de “La Tempestad”, incluída en Cuento Atrás, nos presenta su biografía.
Nombre: Débora Castillo
Natural de: Barcelona
Edad: 45
Relato en Cuento Atrás: “La Tempestad”
Nacida el 28 de diciembre de 1963 en Barcelona. Diplomada en Diseño Gráfico en la Escola Massana de Barcelona. Actualmente y desde 2007 curso Narrativa en el Aula de Escritores con Rodrigo Díaz Cortez.
Premios: “…ni sin ti”. Accésit con mención especial del I Premio de Relato Corto Katharsis 2008.
Mariano Salvadó
Mariano Salvadó, autor de “El pez que no nadaba” y “Mi manía de masticar chicle”, relatos incluidos en Cuento Atrás, nos aporta su biografía.
Nombre: Mariano Salvadó
Natural de: Barcelona
Relatos en Cuento Atrás: “El pez que no nadaba” y “Mi manía de maticar chicle”
He participado en el concurso de relatos de TMB de 2009, con el relato titulado “El encuentro” y en el concurso de microrelatos de la FNAC 2009, con el microrelato titulado “A Juan Marsé”, en homenaje al reciente premio Cervantes (un microrelato en el que he jugado con varios de sus títulos).
Colaboro en el “Taller de cuentos” (http://tallerdecuentos.mforos.com/), coordinado por el maestro Marcelo Choren. Un espacio abierto a toda persona de buenas intenciones que tenga un gusto por escribir, leer y opinar. Os invito a visitarlo.
Estoy preparando un blog para que me podáis leer. En cuanto lo tenga listo os lo comunico, aunque espero que compréis la Antología Cuento atrás para leer nuestros relatos.
Virginia Garzón
Licenciada en Derecho en 1997. Máster en Cooperación al Desarrollo en 1999. Experiencia laboral fundamentalmente en ONGDs y feliz por esta opción laboral que a veces complica el pago de las facturas a fin de mes pero que en compensación me regala sonrisas y el sentimiento de hacer algo que cuente, de aportar un granito de arena, aunque sea minúsculo, para construir un mundo mejor.
Rosa García Calleja
Lo que realmente me ha fascinado desde muy pequeña, ha sido inventar historias, crear personajes y hacerlos ir y venir a mi antojo. No sé si esta afición de cuentista, fue adquirida de forma espontánea o por el contrario venía ligada a mi segundo apellido.
lunes, 19 de julio de 2010
Dani Gómez Cañadas
En fin, tengo por lo tanto, 27 años. Mucho por hacer y alguna cosa hecha, alguna cosa que se pueda contar claro. A los 8 me dio por leer comics a mansalva, a los 15 escribir poesía. De los 20 hasta ahora me dediqué a escribir canciones y a cantarlas en un dúo de cantautores llamado “La sombra de un hombre mono”… Hoy en día aún nos dejan tocar en algún bar, para todo tipo de gente con un mismo denominador común, el alcohol…
Y cómo llegué al relato… Pues conociendo “aula de Escritores”, no fue hace mucho que empecé a escribir cuentos, pero me enganchó, y aunque tengo épocas de mayor y menor actividad, cuando me enfrascó en una historia es difícil despegarme de la pantalla del ordenador.
El relato que presento en “Cuento atrás” se titula: Libros y mandarinas. Y narra la vida de Relaño, un compulsivo comedor de mandarinas y lector de novelas románticas. Espero que os guste, y nada, nos vemos en “Cuento atrás”.
Sonia Ramírez
Me reconozco –aparte de al té– adicta a las historias. Sueño con ellas, ellas me hacen soñar, y por ellas renuncio con gusto a muchas horas de sueño. Lectora compulsiva, leo todo lo que cae en mis manos, y escribo todo lo que sale a través de ellas, y es que la escritura se ha convertido en mi refugio, en el lugar donde siempre quiero ir.Harta del departamento de exportación, del comercial, del controlling, del marketing, del mundo empresarial en general, y harta de todo lo que me ha dado de comer hasta este momento, mi ilusión es dedicar mi tiempo a lo único que verdaderamente me alimenta, que son las palabras: acariciarlas, unirlas y juguetear con ellas hasta intentar plasmar en un papel parte de una imaginación que muchas veces me desborda, y que desde siempre me acompaña.
Amante de los cambios y dispuesta siempre a hacer las maletas, he vivido en Alemania y en Inglaterra, y no descarto ningún movimiento migratorio más en mi vida.Me encantan los idiomas, viajar, la música, los animales, pero sobretodo y por encima de todo, me gustan los libros. Por eso me siento tan ilusionada de formar parte de este proyecto que se llama Cuento Atrás, en el que dos de mis relatos van a verse publicados: Napoleón, y Las cajas de madera.
Participante muy activa del blog del aula de escritores, durante este último año he expuesto en ese espacio mis relatos, he leído y criticado los de los demás, y me he aficionado de tal modo a la blogosfera, que dispongo de dos blogs firmados que voy actualizando puntualmente, y de un tercero que prefiero mantener en el anonimato, y que es con diferencia el más divertido de todos, o por lo menos con el que más me divierto yo.
Si a esto se le puede llamar biografía, no lo sé. En todo caso siento que es demasiado pronto para escribir una, y es que lo más interesante de mi vida, espero, está por llegar.
Joan Villora Jofré
Relatos en Cuento Atrás: “El azul de mis venas” y “Entre sombras”
Blogs: Cuatro Trazos y Futuro Singular
Desde siempre me han gustado las historias, sobre todo las que estimulaban mi imaginación: era el típico chaval que diseñaba complicadas naves espaciales, ante los suspiros de resignación de sus padres.
Soy un gran fan de la ciencia-ficción (ojo, la de calidad) y me entristece ver lo menospreciada que está por culpa de malos autores e historias ridículamente infantiles y/o deprimentes, cuando se pueden hacer historias de la máxima calidad y con la opción de maravillar y/o advertir sobre temas futuros, o, desde ellos, denunciar cosas de nuestro tiempo, no siempre fáciles de denunciar a cara descubierta.
A mi me gustan más las historias “futuristas”: ciencia aún ficción, pero que llegará a existir, o existe ya en algún laboratorio; por eso estoy muy al día de las tecnologías más avanzadas. Nanotecnología, Cuántica, Realidad Aumentada… Si no las conozco, seguramente no existen.
Arthur C. Clarke ya lo decía: “Cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia”.
En gran medida por esa “magia” que hacía que las máquinas parecieran inteligentes, me interesé por la informática, a la que me dedico como analista programador de software. A estas alturas, ya he hecho desde videojuegos 3d a programas de gestión, finanzas, páginas Web… etc.
Me encanta cualquier tipo de arte, pintura, escritura, escultura, aunque no hago música, pero… quien sabe.
También se me conoce como el crítico más mordaz del blog del aula. A la hora de la verdad, sólo hago crítica constructiva, mucho más útil al escritor que el eterno e inútil “me ha gustado tu relato”.
Curiosamente, mis dos relatos que aparecen en la Antología, “El azul de mis venas” y “Entre sombras”, no son de ciencia ficción.
Tengo tres novelas (incluso me presenté al premio UPC de novela corta de ciencia-ficción), pero como vi que me faltaba algo de base literaria, he realizado los cursos de escritura creativa y narrativa, y este octubre comenzaré novela. He decidido hacer bien las cosas.
Espero que os gusten mis dos relatos.
Pedro Gimeno
Nací en Barcelona, en 1978. He estudiado en muchos sitios, pero no tengo el honor de haber sido expulsado de ningún colegio: simplemente he ido de una ciudad a otra, de un pueblo a otro, hasta los veinte años. Entonces volví a Barcelona, para hacer algo serio. Aunque a veces me han dicho que estudiar Filología Hispánica no es demasiado serio.
De pequeño empecé un libro con un amigo, proyecto que acabó el día que empezó; pudo más la merienda que nos preparó la madre de mi amigo. Ahora que las meriendas ya no me distraen, procuro llevar adelante esta forma de expresión tan eficaz que es la escritura.
Trabajo corrigiendo libros para editoriales como autónomo. De tanto leer y corregir he querido dedicarme a escribir algo yo también. Hace poco conocí el Aula de Escritores, el empujón que necesitaba para ponerme manos a la obra.
Jose Miguel Sánchez Corros
Publiqué mi primera novela en 1997, Olor a mar, con Ninfa Publicaciones, editorial de Barcelona desaparecida en la actualidad. Obtuve el primer premio en el concurso de relato breve “Villa de Binéfar” en 1999 y un accésit en el certamen de narrativa breve “Géminis” de Aspe, Alicante, en 2000. Quedé finalista del certamen de narrativa corta “Villa de Torrecampo” en 2005 y en 2008 del certamen literario “José Saramago” de la Sierra de Madrid. La editorial Hijos del Hule incluyó un relato mío en el libro Sobras completas (varios autores) en 2006 y otro relato en 2007 en el volumen Qué me estás contando.
He autoeditado las novelas, como ediciones de autor, El Génesis según Carlos Grande (2001), La mujer del espejo (2006) y Aceite y agua (2007); el relato Cíclicas memorias de un soñador (2001) y el volumen de cuentos Colección de despropósitos (2002). Reedité además Olor a mar en 2004 también como edición de autor.
Raül Jiménez
Siempre me ha gustado mucho leer (sólo o en compañía, placer descubierto hace poco). Pero la afición pasó a ser algo más después del que parecía otro tedioso verano adolescente, el de 1998. Por culpa de una lista (otro elemento central para conocerme) y mi padre, ese agosto cayeron en mis manos En la carretera y Los subterráneos (Kerouac) El gran Gatsby (Fitzgerald) y el Guardián entre el centeno (Salinger), junto a Woody Allen. Desde entonces han llegado muchos, muchos yankees más. Literatura norteamericana, cine y música independiente, más un espíritu viajero propulsado por mi trabajo y alimentado por el corazón, son constantes en mí vida.
Aunque el proceso de escribir es más bien traumático para mí, el deseo de hacerlo, junto al hecho irrefutable de mi inconstancia me ha llevado a merodear Aula de escritores durante cuatro años, de forma discontinua. Un relato mío fue incluido en la antología del pasado año, Café con letras. Escribo sobre parejas, familias, personas en momentos que parecen triviales, pero donde todo estalla, aunque sea de forma subliminal. Me interesa la vida cotidiana. La gente real bajo la apariencia de la ficción.
Marien Garrido
La literatura ha sido mi vocación frustrada y mi refugio al elegir el camino erróneo. Soy una lectora ávida obsesionada por la gramática y la sintaxis. Estoy en permanente búsqueda de la palabra precisa y recurro al diccionario con curiosidad sin pereza.Me entusiasma sobre todo la literatura narrativa escrita en castellano, García Márquez, Borges, Ruiz Zafón, Gala… entre otros, y también algunos autores norteamericanos principalmente Faulkner, Auster y Poe.Cuando entré en el territorio comanche de los 40 me di la oportunidad de cumplir un reto latente durante lustros: ESCRIBIR.Me ha costado que otros lean lo que garabateo y ser menos autocrítica con el resultado.Disfruto escribiendo los cuentos que pueden leer mis hijos, pero no renuncio a intentar revolcar las entrañas del lector con relatos más crudos que duelan en el alma. Pretendo conseguir con los años textos sencillos y naturales, desarrollando las nociones gramaticales y estilísticas necesarias para conseguir una prosa amena y comprensible para todo tipo de lectores.
Llegué al Aula Virtual de Aula de Escritores buscando el sendero de iniciación a la creación literaria y conseguir una sólida base formal, con la finalidad de escribir las historias que tanto me gusta inventar y que nunca he tenido el valor de plasmar en el papel.La inclusión de dos relatos en la Antología “Cuento Atrás” me ha dado la confianza e ilusión necesaria para no abandonar mi petera y será una sorpresa para muchos. Mi faceta literaria es desconocida por casi todo mi entorno.El pueblo de las cometas es un cuento fantástico que bien podría ser real.Don Gabriel es un homenaje a uno de los grandes monstruos de la literatura: García Márquez, el “culpable” de todo.
Oscar Tomé
La adolescencia transcurrió más o menos igual. En lugar de escapar de vaginas misteriosas, soñaba con repetir el camino pero a la inversa (con distintos resultados… distintos a “éxito” y muy parecidos a “fracasos”) y aterrizando en las frías manos de bedeles (el mismo médico seguía de cubatas) cuando mi miopía me lanzaba de cráneo contra paredes muy mal ubicadas. Aunque lo que seguía de forma invariable eran las ganas de ver aventuras y melodramas donde otros veían rutina y vida tópica.
Y ahora, en la madurez de la vida (eufemismo para hacer ver que ya no aguanto una noche entera en vela [provocado por pesadillas con bedeles de manos frías y vaginas aterradoras brrrrr] ) he descubierto dos fenómenos asombrosos. El primero es que mis pelos craneales tienen tendencia por practicar el puenting extremo sin cuerda. Y el segundo es que mis esbeltos y estilizados dedos de pianista (eufemismo de nuevo para hacer ver que lo de arar el campo se me da fatal) tienen tendencia a querer narrar las aventuras y desventuras de lo cotidiano tal y como las percibo. Ha sido de esta forma como recalé en el Aula de Escritores y sin saber muy bien cómo (ya que no hubo vagina ni bedel implicados) conseguí colar dos relatos en la antología que tan amorosamente se está preparando: “Trabajo itinerante” y “Sexo a la tercera”.
Esther No Existe
A los 9 años descubro la escritura: posibilidades infinitas de jugar con el lenguaje y comunicarme. Mi mundo onírico, mis ilusiones y todas las locuras de mi mente se plasman sobre el papel y me hacen libre.
Mi primera experiencia fue impuesta por el academicismo: una redacción en clase de lengua que titulé “Más allá de la realidad”.
El relato fue un éxito. Mi profesora, sumida en la incredulidad, reunió a mis padres para hablar de lo sucedido pues sospechaba que había recibido su ayuda en la redacción del cuento. Pronto se dio cuenta que no era así, pues seguí escribiendo sin parar (entre clase y clase, en el recreo, en las horas de lectura…) y pudo comprobar por si misma que todos aquellos textos que presentaba eran de creación propia. Incluso conseguí hacerla mi cómplice animándola a corregir mi ortografía en horas extraescolares.Al poco tiempo mis padres me regalaron un ordenador para que diera rienda suelta a mi imaginación desbordante y desde ese momento nunca pude separarme de la palabra escrita.
En esa época empecé a pensar en escribir mi primera novela juvenil: “Detective de sombras”, de la cual aún conservo algunos capítulos, otros los destruí. La novela se quedó olvidada en un cajón aunque seguí escribiendo muchas otras cosas.A los 15 años empecé otro proyecto más maduro del cual no recuerdo el nombre. Era una novela sobre una adolescente viajera atrapada por su mente (personalidad doble, esquizofrenia) extremadamente compleja, precoz y muy ocurrente.Pero, como casi todo lo que he empezado en la vida, jamás la terminé. Mi ansia y mi falta de constancia me impiden concentrarme mucho tiempo en algo concreto.Así que, aprendida la lección, me aferré definitivamente al relato breve.
Participé en la redacción de varias obras de teatro del colegio en las que también actué.
Me aproximé a la poesía y escribí más de 160 poemas que he recopilado (no publicados), pero es un género que no domino y del que aún tengo mucho que aprender.
Estudié Realización de Audiovisuales después de terminar mis dos Bachilleratos (Humanístico y Artístico) y tuve la oportunidad de co-escribir un par de guiones de cine.
No me he presentado a ningún concurso ni tengo presencia en Internet (tengo mis motivos).
Durante todo este tiempo he escrito absolutamente todo lo que me ha venido en gana, sin censuras y sin límites, pasando por todos los géneros y mezclando estilos.
Mis lecturas también han sido variadas aunque no he sido nunca una lectora compulsiva. Jamás me he decantado por ningún autor en concreto. Valoro por encima de todo la obra y a veces me olvido completamente de quien la ha escrito.
No me dejo influenciar por las tendencias ni por los betseller de moda, los evito. Últimamente he empezado a aborrecer las novelas y me he pasado a los ensayos: filosofía, psicología, esoterismo, misticismo, ciencia…
No entiendo de literatura ni me interesa entender. Sólo sé que no sé nada y que escribo por impulso, ni bien ni mal (y ni me importa). Yo soy mi seguidora incondicional y me defiendo con uñas y dientes porque estoy enamorada de mis creaciones: son mis pequeños engendros.
Me apunté a Aula de Escritores para conocer gente con quien compartir afición e intercambiar relatos, absorber conocimientos y opiniones de otros adictos a la escritura y encontrar mi pequeño refugio. Y estoy encantada con la experiencia!!!
Ahora publicaré mi relato “La Cúspide” en la Antología “Cuento Atrás”.Y espero que todos vosotros la disfrutéis tanto como los alumnos del Aula hemos disfrutado al escribirla.
Conchi Chillón
Quizás por eso, por ser Leona, y quizás también porque mi infancia y adolescencia corrió por los pasillos de un colegio de monjas, primero, y uno de curas, después (estocada y rematada), huí siempre hacia una libertad que parecía demasiado encorsetada para mi inocente e ingenua conciencia forjada en la educación postfranquista. Por suerte (y por talentosa) no salí muy perjudicada de mi periplo colegial; ni me volví turulata, ni me volví gilipollas; aunque sí un poco escéptica, de todo en general, y en particular también, para qué vamos a engañarnos. ¿Y quién me salvó? Tachán, tachán… ¡los libros! “Qué previsible” –dirán algunos. Pues sí, y qué razón tienen, pero fueron ellos (los libros) quienes me aportaron el porcentaje de libertad necesario para compensar el equilibrio de la balanza de mi cabeza (y bueno, ahora no entraré aquí a citar a mis amigos y novios que también pusieron su granito de arena). Los devoraba con placer y obsesión (los libros, digo); incluso aquellos que reposaban en la biblioteca de mi padre y que, con una relectura posterior, descubrí que, en aquellos primeros y tiernos años de lectora, no me había enterado de la misa la mitad. Pero yo insistía, tozuda como una mula, enfrentándome a mi padre en una discusión donde mis “¿por qué?” sólo encontraban respuesta en cosas del estilo como “¡porque sí! ¡porque soy tu padre y sanseacabó!” Una vez incluso llegó a prohibirme volver a leer “La historia interminable” de Ende (me lo leía por lo menos una vez al año) advirtiéndome severo que acabaría pareciéndome al Caballero de la Triste Figura, el Señor Don Quijote, que yo reverenciaba de lejos todavía, pero al que envidiaba porque, si me tenía que volver loca leyendo, no encontraba una manera mejor para entrar en la locura. Por eso me llaman la Extraviada Rebelde del Mundo Aparte, y ése es mi pseudónimo, salido de las iniciales de cada palabra: Erma.
La libertad total llegó cuando me abrieron las puertas del colegio y, aleteando con gracia y pisando con garbo, corrí a zambullirme en lo que se consideraba un futuro profesional más que incierto en el que me moriría de hambre. Pero eso me daba igual. Los cuatro años que estuve recorriendo los pasillos y las aulas del departamento de Historia del Arte fueron, casi, los más felices para mí, y aún hoy puedo decir que volvería a cursar la misma carrera. Y a los escépticos les di con un canto en los dientes cuando, nada más salir del nido universitario, y después de haber currado unas horitas como becaria en el MNAC, me presenté en el lugar adecuado y en el momento adecuado, y me contrataron en la galeria Art Petritxol de Barcelona. Pero yo quería más; no sé si por ambición o por formación, o quizás por las dos cosas, acabé metiéndome en el pavoroso y esclavo mundo del doctorado.
Mientras trabajaba de lunes a sábado y cumplía mis deberes académicos de investigación, escribí siete artículos para la revista Clío. En Art Petritxol tuve la oportunidad de escribir biografías de pintores, presentaciones a catálogos de exposición, e incluso participar en el proceso de edición del libro “Opisso” del periodista y crítico de arte Josep M. Cadena, realizando la traducción del texto al castellano. Es evidente que mi vena literaria había dejado paso al toque más ensayístico que imponía mi profesión. Pero ocho años después, cuando me quedé sin trabajo a causa de las fluctuaciones vacilantes del mercado del arte, tuve que pararme un momento y coger aire para decidir qué quería hacer con mi vida. Y decidí dos cosas: una, que acabaría la tesis doctoral, porque no era plan de quedarme por el camino después de todo el esfuerzo que había hecho; y dos, que quería escribir, y me apuntaría a un taller de novela para que me ayudaran a dar forma a la que hacía tiempo me rondaba en la cabeza y con la que lidiaba en las madrugadas mientras infinidad de páginas se derramaban por la pantalla de mi ordenador sin orden ni concierto.
¿Y qué pasó? Pues que, un año después, he acabado mi primera novela: “El Capricho de Oscar Wilde”, estoy a punto de finalizar mi tesis doctoral sobre el pintor barcelonés Ramon Martí Alsina, del siglo XIX, y seré profesora auxiliar en el curso 2009-2010 de Novela I en el Aula de Escritores.
¡Ah! Se me olvidaba… En “Cuento Atrás” publico el relato “Liberación”.
Esteban Muñoz
Licenciado en Filología Inglesa por la Universidad de Castilla-La Mancha, el último año de estudios lo realiza en la Universidad Karlova de Praga. Fracasa en su intento de aprender las variantes morfológicas del lexema checo, pero descubre una bebida, Becherovka, 38% de alcohol, regusto a canela, capaz de convertir los 15 grados bajo cero del invierno eslavo en un paseo en chanclas y bermudas estampadas por Copacabana Beach.
En Praga, en un hueco entre seminarios sobre las teorías chomskianas de principios y parámetros y la asignatura Sémiotique iconique du documentaire francophone postmoderne, asiste a clases de escritura creativa impartidas por el académico y poeta canadiense Mark Farrell, cuya aula estaba situada detrás de la clase de bel canto. Al respecto, Esteban Muñoz afirma: «Oíamos a diario el “O mio babbino caro”; casi podías visualizar las cajas torácicas de las sopranos veinteañeras subir y bajar al ritmo de los gemidos. Nos dejaban con el corazón en un puño, joder».
Realiza un curso en el Aula de Escritores de Gràcia, en Barcelona, a cargo de Ana Marín. Como resultado, la editorial Hijos del Hule incluirá uno de sus relatos en la antología Cuento Atrás: “Gran Circo Universoul”. Otro relato, “Platillos volantes”, ha sido publicado por la revista Pa amb tomàquet (nº 1, 2009) que dirige también su profesora Ana Marín Urdapielleta.
Sus hábitos incluyen a Jonathan Lethem, Kurt Vonnegut y Thomas Pynchon y cepillarse los dientes tres veces al día con pasta dentífrica Lacer antiplaca, seguido de un sorbo de enjuague bucal Cariax gingival e hilo dental Cosmodent sabor a cítricos, que es donde de verdad les duele a los estreptococos acidógenos. Vive en Barcelona y en Uppsala, Suecia.
Roser Herrera
Escribir siempre me ha gustado. A los ocho años, andaba por casa encima de unos viejos zapatos de tacón hasta la máquina de escribir (semi-automática, toda una modernidad del momento), me colocaba unas gafas viejas de pasta sin cristal y un lápiz en la boca a modo de cigarrillo (esa era mi imagen infantil del escritor) y me pasaba horas aporreando las teclas escribiendo historias.
Hubo varios motivos por los cuales durante algunos años dejé de escribir, entre los cuales está el haber descubierto autores que me parecieron buenísimos y me acomplejaron como escritora, estudiar Derecho o dejarme llevar por el descontrol hormonal, pero siempre pensé que era algo que quería hacer “de mayor”.
La crisis de los treinta fue el detonante que necesitaba para reemprender esta actividad que tanto me había gustado. Bajo el lema “basta de vivir la vida en stand by” decidí volver a ponerme en marcha y para desoxidarme me apunté al Aula de Escritores.
Actualmente, a parte de intentar quitarme el óxido, trabajo en la Agencia Catalana del Agua (que no hay que confundir con Aguas de Barcelona, tenemos menos torres y somos un poco más extravagantes, traemos agua en barco cuando hay sequía y cosas de esas).
Allí me paso el día escribiendo acerca de cosas que no entiende prácticamente nadie sobre la construcción de escaleras de peces para restaurar la conectividad fluvial o las concesiones de aguas públicas, y creo que esta es otra de las causas de mi regreso a la escritura: la necesidad de comunicarme e intentar que los demás entiendan algo de lo que quiero decir.
En “Cuento Atrás” se publicarán mis dos relatos “Una idea en el mundo real” y “Pero… ¿Quién mató al Príncipe?”, que escribí básicamente para intentar meterme en el mundo de la Antología, conseguir formar parte del Comité y disfrutar de la democracia en todo su esplendor votando y discutiendo sin parar.
Iván F. Mula
Silvia Márquez (Sirvi)
Mi facilidad para las letras y mi total ineptitud para los números me llevaron a estudiar filología, primero clásica, que no acabé y, después, inglesa, que tampoco acabé, así que podemos decir que soy cuarto y mitad de filóloga o algo así, ya que ninguna de las dos consiguió seducirme lo suficiente como para dedicarles más tiempo.
Durante aquellos años de estudios intermitentes entré a formar parte de un gran grupo editorial. Fueron años en los que, sin habérmelo planteado nunca, me divertí dedicándome a la literatura infantil y juvenil.
Mi vocación de escritora seguía allí, a veces activa, a veces latente, pero mi cabecita seguía maquinando historias continuamente. En el momento en que tomé la decisión final de dejar definitivamente mis estudios universitarios me propuse firmemente dedicar todo el tiempo posible a hacer lo que me gustaba. Así fue como aterricé en Aula de Escritores. Y allí fue donde, con la ayuda de mis compañeros y mis profesores, conseguí escribir un relato con pies y cabeza, “Paquito el Chocolatero”, que finalmente ha ido a parar a Cuento Atrás.Si algún incauto se atreve a bucear entre mis relatos puede hacerlo en “Las últimas palabras” , aunque espero que todavía me queden muchas más palabras por escribir.
Nuria Sánchez
Estudié Magisterio y, más tarde, Filología Hispánica. Tardes de lecturas en el claustro de la Univertitat Central.
Me he dedicado, y dedico, principalmente a la docencia. He trabajado durante varios años como profe de castellano a extranjeros y como formadora de profesores. En la actualidad, doy clases de lengua castellana en Magisterio y en la Facultat de Comunicació Audiovisual.
He hecho alguna incursión en el campo editorial como autora de varios libros de material didáctico de ELE (Español Lengua Extranjera).
Escribo y hago fotos que acompañan mis textos. Observo y describo escenas que me captan y que suscitan en mí alguna reflexión. De vez en cuando, surge algún relato. Vivo con mi hija Laura que tiene once años.
Ignasi Raventós
Inma Sales
Oleguer Solsona
Hace un par de veranos no pude ir de vacaciones así que me dediqué a escribir varios relatos a partir de ideas que tenía en mi cabeza y no me había atrevido a plasmar en frases con un mínimo de sentido. De ellos salió la idea de intentar mejorar y aprendrer algunos trucos para ganar fluidez y sentirme más seguro a la hora de escribir. En este sentido, el Aula me ha ayudado al recibir consejos por parte de profesores y los demás compañeros.
Me gusta leer novela conteporánea y me decanto más por autores anglosajones, en especial Paul Auster y los relatos de Raymond Carver, así como Brett Easton Ellis, Elmore Leonard o James Ellroy. Ojalá algún día pudiera escribir una novela, un conjunto de relatos o, incluso (aunque lo veo muy difícil), narrativa infantil y juvenil.
Un abrazo para todos